Margarita Salas

Margarita Salas Falgueras fue una bioquímica que nació en Canero (Asturias) en 1930. Su interés por la ciencia fue gracias a su padre que era médico. Sus padres la animaron a estudiar una carrera universitaria, por eso a los 16 años se fue para Madrid para ejecutar las pruebas de acceso de Química y Medicina matriculándose finalmente en Química. En 1958 conoce a Severo Ochoa, primo político y amigo de su padre, quien orienta a Margarita Salas por su carrera de Bioquímica, campo en el que realiza su tesis doctoral, orientada por Alberto Sols. Entre 1964/ 1967 trabaja junto a su marido, Eladio Viñuela, en el Departamento Científico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, donde ejecutó trabajos muy valiosos en el campo de la Biología Molecular y Bioquímica. Por otro lado, en 1967 vuelven a España para  seguir trabajando como investigadores en el desarrollo de la biología molecular de Madrid y, en 1974, fue profesora de investigación del C.S.I.C en el Centro de Biología Molecular.

La doctora Salas fue muy valiosa en su campo profesional. Fue componente de la Academia Europeae, de la Academia Scientiarum et Artium Europaea, de la Real Academia de Ciencias Exactas físicas y Naturales, de la Real Academia Española, de la European Molecular Biology Organization (EMBO), de la American Academy of Microbiology, de la National Academy of Sciencies de EE.UU y de la American Academy of Arts and Sciencies. De igual modo, también fue componente del Instituto Pasteur (2001) y del Comité Científico Asesor del Max- Planck Institute für Molekulare Genetik de Berlín (1989/ 1996).

Salas, en valor a sus trabajos, recibió varios premios y distinciones: el Severo Ochoa de Investigación de la Fundación Ferrer (1986), la Medalla G.J. Mendel de la Academia de Ciencias de Checoslovaquia (1988), el Carlos J. Finlay de UNESCO (1991), el Premio Rey Jaime I de Investigación (1994), la Medalla Principado de Asturias (1997), el Premio México de Ciencia y Tecnología (1998), el Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal (1999), la Medalla de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (1999), y el Premio Helena Rubinstein-UNESCO “Women in Science” (1999). También ostenta, entre otras, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (2003) y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo concedida por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2005). Además, ha sido nombrada Española Universal por la Fundación Independiente (2000) y es Doctora Honoris Causa por las Universidades de Oviedo (1996), por la Politécnica de Madrid (2000), la de Extremadura (2002), la de Murcia (2003) y la de Cádiz (2004). En 2016, fue la primera mujer en recibir la Medalla Echegaray, otorgada por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Y por último en 2019 fue galardonada por partida doble en los Premios al Inventor Europeo 2019.

Por otra parte, tomó el cargo de directora de la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Gregorio Marañón (2011/ 2004), del Instituto de España de las Reales Academias Españolas (1995/ 2003) y también lo fue del Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” (1992/ 1993) y fue presidenta de la Fundación Severo Ochoa desde 1997. Además fue miembro de la Junta Consultiva de la Universidad de Oviedo desde 2007 y componente del Consejo Editorial de 12 revistas Internacionales. A su nivel académico encabezó 29 tesis doctorales y tiene 341 publicaciones en revistas o en internacionales libros.

Margarita Salas destinó gran parte de su vida como científica al estudio de la naturaleza genética de un virus bacteriófago, a descubrir cómo se duplica el ADN. El fago Փ29 o bacteriófago Փ29 (Phi 29) un virus inofensivo para el hombre que infecta a la bacteria Bacillus subtilis. Lo primero que descubrió el equipo de Margarita Salas fue que el ADN del Phi 29 tiene, junto a sus extremos, una proteína necesaria para que empiece la duplicación del ADN. Fue la primera vez que se encontraba una proteína de este tipo unida al ADN, lo que implicó el descubrimiento de un nuevo mecanismo de inicio de la replicación del material genético y ha servido como modelo para el análisis de otros virus que, si bien también cuentan con ese tipo de proteína, es mucho más difícil trabajar con ella.

Otro de sus grandes logros y quizás el más destacado, fue descubrir el mecanismo mediante el cual un fago (virus que infectan solamente a las bacterias) contamina a una bacteria y se reproduce en el interior. El Phi 29, al contaminar el Bacillus subtilis, inserta su ADN dentro de la bacteria y produce una serie de proteínas, entre las cuales se encuentra la ADN polimerasa, que es la responsable de la replicación del ADN viral y cuenta de con propiedades que la hacen única para amplificación del ADN. Partiendo de cantidades muy pequeñas de ADN puede producir miles o hasta millones de copias del mismo.

En su momento, patentaron la ADN polimerasa y otorgaron la licencia de explotación a una empresa americana que comercializó una serie de kits con gran éxito. Tanto es así que, durante sus años de explotación hasta que expiró en 2009, fue la patente que más prestigio dio al CISC. La aplicación práctica del Phi 29 junto a su importante repercusión económica muestra, una vez más, como los resultados prácticos, en muchos casos, no son previsibles a priori. Su estudio nos ha permitido conocer cómo funciona el ADN, cómo sus instrucciones se transforman en proteínas y cómo estas proteínas se relacionan entre ellas para formar un virus funcional.

El 7 de noviembre de 2019, Margarita Salas falleció a los 80 años como consecuencia de una insuficiencia cardíaca.

Claudia Huerta López